La obesidad en el perro

Si su perro sufre de gordura, es necesario revisar su alimentación, y asegurarse de que sus kilos superfluos no se deben a otros desajustes.


OTRAS CAUSAS


El origen de la obesidad no siempre es la sobreali¬mentación. Hay que tenerlo en cuenta antes de iniciar un régimen. Se estima que un 25% de los perros obesos sufren de hipotiroideas.

Por otra parte, se conoce la tendencia de los animales castrados a ganar peso (las estadísticas muestran que esta tendencia aumenta en las hembras), aunque parece que la esterilización induce a la obesidad solamente por las razones psíquicas que de ella resultan, puesto que las inyecciones de hormonas sexuales en los animales castrados no corrigen el sobrepeso así adquirido.





Por el contrario, las glándulas suprarrenales producen mucho Cortisol, que desarrolla el síndrome de Gushing, caracterizado por un abdomen dilatado, la caída del pelo, y unos músculos fofos. Un animal que presenta estos síntomas, bebe y orina mucho y se sacia difícilmente.



En fin, conviene mencionar la rarísima lesión del hipotálamo (un tumor por ejemplo), centro de la saciedad. Una perturbación de su funcionamiento puede ser responsable de un hambre inmoderada.



Menos convencional y más frecuente, el sobre-consumo alimenticio de origen psicológico entra en lo que se llama la obesidad del estrés. Un perro con buena salud puede volverse bulímico en respuesta al estrés o a un choque psicoafectivo.

Ciertos casos de obesidad se observan igualmente en los perros «víctimas» de un exagerado cariño por parte de su amo, que se traduce en golosinas. Es cierto, que sea el que sea el motivo de la consulta, el veterinario debe tener en cuenta siempre el medio que rodea, psicológica y afectivamente, al perro.



Como vencer la obesidad en el perro



Algunas recomendaciones simples al respecto, suficientes para corregir o para evitar, el sobrepeso, siempre propicio para otras complicaciones:



1. Convencerse del estado de obesidad de su perro y contar todo lo que el animal come durante el día.


2. Reducir en un 20 o 40% el valor energético de su ración (sin disminuir su volumen, pues los nutricionistas han demostrado que el perro acostumbrado a un cierto volumen de alimentos, tiende a mantenerla, incluso si la alimentación es menos energética).


3. Fraccionar la ración a lo largo del día (es mejor darle varias raciones pequeñas a lo largo del día).



4. Utilizar los alimentos preparados del comercio, cuya garantía nutricional es conocida, o mejor aún, los alimentos dietéticos, vendidos por los veterinarios, especiales para vencer la obesidad.



5. Prescindir de las golosinas, muchas veces responsables de las redondeces desgraciadas: la galleta de la mañana, el trocito de queso a mediodía, la pequeña golosina de la noche delante del televisor.



6. Hacer que beba tanta agua como sea posible.



7. Imponerle un ejercicio físico regular.



8. Establecer un programa preciso de adelgazamiento junto con el veterinario que le trata.



9. Comprobar regularmente los progresos obtenidos con ayuda de una balanza y apuntar los resultados en un diagrama.



10. Una vez que se encuentre en forma, mantener un régimen de conservación para evitar una recaída (este régimen será inferior en un 10% a lo que el perro comía antes de estar obeso).



El sentido común de los humanos nos indica que la solución es comer menos. Muchas personas dicen que se sienten bien como son. «¡y tanto mejor si tienen kilos superfluos!»

Nuestros perros no conocen estos estados de ánimo propios de su amo y por lo tanto debemos evitarles los inconvenientes de una sobrealimentación. El único placer que encuentran en comer demasiado es semejante al que podamos encontrar nosotros cuando nos aburrimos.

En casos extremos, la última solución es la hospitalización bajo la vigilancia del veterinario. Todavía no hay balnearios para perros.

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